Lecturas de hoy. Viernes 23 de febrero de 2024

La comunión con los demás se fortalece con pequeños gestos de reconciliación, de perdón, de misericordia

Basílica de San Pedro en el Vaticano.
Basílica de San Pedro en el Vaticano
  1. Primera lectura
  2. Salmo Responsorial
  3. Versículo antes del Evangelio
  4. Evangelio
  5. Comentario

Lecturas del Viernes de la 1ª semana de Cuaresma  

Primera lectura

Lectura de la profecía de Ezequiel (18,21-28):

Esto dice el Señor Dios:
«Si el malvado se convierte de todos los pecados cometidos y observa todos mis preceptos, practica el derecho y la justicia, ciertamente vivirá y no morirá. No se tendrán en cuenta los delitos cometidos; por la justicia que ha practicado, vivirá. ¿Acaso quiero yo la muerte del malvado —oráculo del Señor Dios—, y no que se convierta de su conducta y viva?
Si el inocente se aparta de su inocencia y comete maldades, como las acciones detestables del malvado, ¿acaso podrá vivir? No se tendrán en cuenta sus obras justas. Por el mal que hizo y por el pecado cometido, morirá.
Insistis: No es justo el proceder del Señor. Escuchad, casa de Israel: ¿Es injusto mi proceder? ¿No es más bien vuestro proceder el que es injusto?
Cuando el inocente se aparta de su inocencia, comete la maldad y muere, muere por la maldad que cometió. Y cuando el malvado se convierte de la maldad que hizo y practica el derecho y la justicia, él salva su propia vida. Si recapacita y se convierte de los delitos cometidos, ciertamente vivirá y no morirá».

Palabra de Dios

Salmo Responsorial

Sal 129,1-2.3-4.5-7a.7bc-8

R/.
 Si llevas cuenta de los delitos, Señor, ¿quién podrá resistir?

V/. Desde lo hondo a ti grito, Señor;
Señor, escucha mi voz;
estén tus oídos atentos
a la voz de mi súplica. 

R/. Si llevas cuenta de los delitos, Señor, ¿quién podrá resistir?

V/. Si llevas cuenta de los delitos, Señor,
¿quién podrá resistir?
Pero de ti procede el perdón,
y así infundes temor. 

R/. Si llevas cuenta de los delitos, Señor, ¿quién podrá resistir?

V/. Mi alma espera en el Señor,
espera en su palabra;
mi alma aguarda al Señor,
más que el centinela la aurora.
Aguarde Israel al Señor,
como el centinela la aurora. 

R/. Si llevas cuenta de los delitos, Señor, ¿quién podrá resistir?

V/. Porque del Señor viene la misericordia,
la redención copiosa;
y el redimirá a Israel
de todos sus delitos. 

R/. Si llevas cuenta de los delitos, Señor, ¿quién podrá resistir?

Versículo antes del Evangelio

No solo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.

 

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Mateo (5,20-26):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Si vuestra justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos.
Habéis oído que se dijo a los antiguos: “No matarás”, y el que mate será reo de juicio. Pero yo os digo: todo el que se deja llevar de la cólera contra su hermano será procesado. Y si uno llama a su hermano “imbécil” tendrá que comparecer ante el Sanedrín, y si lo llama “necio”, merece la condena de la “gehena” del fuego.
Por tanto, si cuando vas a presentar tu ofrenda sobre el altar, te acuerdas allí mismo de que tu hermano tiene quejas contra ti, deja allí tu ofrenda ante el altar y vete primero a reconciliarte con tu hermano, y entonces vuelve a presentar tu ofrenda.
Con el que te pone pleito procura arreglarte enseguida, mientras vais todavía de camino, no sea que te entregue al juez y el juez al alguacil, y te metan en la cárcel. En verdad te digo que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último céntimo».

Palabra del Señor

Comentario

Jesucristo no ha venido a abolir la ley, sino a darle plenitud. Con Él y en Él, la vida de un cristiano deja de ser una vida llena de obligaciones, deberes y prácticas, y se convierte en una vida llena de entrega y felicidad colmada.

Y así, el precepto de “no matar” se enriquece. Es interesante notar cómo cuanto más pequeña es la ofensa, mayor es el tribunal al que uno se enfrenta y el castigo que se impone. Llenarse de ira conlleva ser reo de juicio, que era el tribunal previsto para quien asesinaba; el que insulta es reo del Sanedrín, un juicio más severo que el anterior; maldecir trae consigo el fuego del infierno; y, finalmente, tener algo contra un hermano supone estar fuera de la comunión con Dios.

Jesucristo causaría estupor al hablar de este modo. Pero lo hace para señalar la raíz del problema, lo que está verdaderamente en juego: la comunión con Dios pasa por la comunión con los hombres.

No matar no es no hacer mal al otro, sino no buscar la comunión con el otro, entrar verdaderamente en su vida, llevar la vida del otro sobre los propios hombros.

No hay una vía intermedia. O la vida del otro es amada radicalmente o es aniquilada. O gozo de la presencia y de la vida del otro, o la rechazo, la elimino, la quito de en medio.

Esa es la vida que nos ofrece Jesucristo, esa es la plenitud: estar en la vida de los demás. Gozar de sus éxitos, de sus talentos y capacidades, de sus alegrías, de sus proyectos; caminar con ellos en sus fracasos, en sus penas, en sus dolores. Abrazándoles por completo; perdonándoles y aceptando su perdón.

Un nuevo vivir. Más allá de nosotros mismos.

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