Lecturas de hoy. Sábado 4 de Mayo de 2024

“No es el siervo más que su señor”. Jesús se hace siervo de los hombres, sin miedo a la Cruz, participando de su Amor a toda la humanidad.

Interior de la Catedral de León - España
Interior de la Catedral de León - España
  1. Primera lectura
  2. Salmo Responsorial
  3. Evangelio
  4. Comentario

Lecturas y Evangelio de San Isidoro, obispo y doctor de la Iglesia

Primera lectura

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (2,1-10):

Yo, hermanos, cuando vine a vosotros a anunciaros el misterio de Dios, no lo hice con sublime elocuencia o sabiduría, pues nunca entre vosotros me precié de saber cosa alguna, sino a Jesucristo, y éste crucificado. Me presenté a vosotros débil y temblando de miedo; mi palabra y mi predicación no fue con persuasiva sabiduría humana, sino en la manifestación y el poder del Espíritu, para que vuestra fe no se apoye en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios. Hablamos, entre los perfectos, una sabiduría que no es de este mundo ni de los príncipes de este mundo, que quedan desvanecidos, sino que enseñamos una sabiduría divina, misteriosa, escondida, predestinada por Dios antes de los siglos para nuestra gloria. Ninguno de los príncipes de este mundo la ha conocido; pues, si la hubiesen conocido, nunca hubieran crucificado al Señor de la gloria. Sino, como está escrito: «Ni el ojo vio, ni el oído oyó, ni el hombre puede pensar lo que Dios ha preparado para los que lo aman.» Y Dios nos lo ha revelado por el Espíritu. El Espíritu lo sondea todo, incluso lo profundo de Dios.


Palabra de Dios

Salmo Responsorial

Sal 118,99-100.101-102.103-104

R/. Lámpara es tu palabra para mis pasos,
luz en mi sendero

Soy más docto que todos mis maestros,
porque medito tus preceptos.
Soy más sagaz que los ancianos,
porque cumplo tus leyes. 

R/. Lámpara es tu palabra para mis pasos,
luz en mi sendero

 

Aparto mi pie de toda senda mala,
para guardar tu palabra;
no me aparto de tus mandamientos,
porque tú me has instruido. 

R/. Lámpara es tu palabra para mis pasos,
luz en mi sendero

¡Qué dulce al paladar tu promesa:
más que miel en la boca!
Considero tus decretos,
y odio el camino de la mentira. 

R/. Lámpara es tu palabra para mis pasos,
luz en mi sendero

Lectura del santo evangelio según san Mateo (5,13-16):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Vosotros sois la sal de la tierra. Pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salarán? No sirve más que para tirarla fuera y que la pise la gente. Vosotros sois la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad puesta en lo alto de un monte. Tampoco se enciende una lámpara para meterla debajo del celemín, sino para ponerla en el candelero y que alumbre a todos los de casa. Alumbre así vuestra luz a los hombres, para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre que está en el cielo.»

Palabra del Señor

Comentario

Hemos escuchado estos días a Jesús instruyendo a sus discípulos sobre el mandato del amor fraterno: ellos deben seguir el ejemplo que Él les ha dado, ejemplo que servirá para que el mundo conozca y acoja a Jesús y su mensaje salvador. Pero también les advierte de una fuerza contraria a ese amor, el odio, presente en el mundo. Jesús ha sido blanco de ese odio, y lo serán también sus discípulos. Pero no deben extrañarse ni atemorizarse. La persecución no es señal de maldición ni motivo para claudicar, más bien al contrario. Ya les había dicho el Maestro: “Bienaventurados cuando os injurien, os persigan y, mintiendo, digan contra vosotros todo tipo de maldad por mi causa. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo” (Mateo 5,11).

El mundo, creado bueno por las manos amorosas de Dios, ha sufrido el influjo del maligno y de nuestros pecados y parece abocado al abismo. Pero por encima de todo, está la doctrina salvadora de Cristo: si los discípulos la proclaman fielmente, el mundo abandonará el camino del odio a su Creador y se salvará. Nos llenan de esperanza las palabras de Jesús a Nicodemo: “Tanto amó Dios al mundo que le entregó a su Hijo Unigénito, para que todo el que cree en Él no perezca, sino que tenga vida eterna. Pues Dios no envió a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por Él” (Juan 3,16-17).

Ciertamente, como escribía San Josemaría, “el "non serviam" de Satanás ha sido demasiado fecundo”. Pero “–¿No sientes el impulso generoso de decir cada día, con voluntad de oración y de obras, un "serviam" –¡te serviré, te seré fiel!– que supere en fecundidad a aquel clamor de rebeldía?” (Camino, 413). Jesús nos invita a ser testigos suyos en medio del mundo, firmes en la fe, en la esperanza y en el amor. Y si en algún momento experimentamos rechazo al mensaje del Evangelio, recordemos las palabras del Maestro: “no es el siervo más que su señor”, y su firme promesa: “Al que venza le daré a comer del árbol de la vida que está en el paraíso de Dios” (Apocalipsis 2,7).

Video del día

Los efectos del hachís o el cannabis sobre los más
jóvenes han quedado demostrados: hay un gran
riesgo de enfermedades mentales
Comentarios