Las claves del documento vaticano 'Dignitas infinita': rechazo al aborto, eutanasia, vientres de alquiler y a la violencia contra inmigrantes

Esta declaración, que denuncia la ideología de género, pretende superar la dicotomía entre los se centran solo en la defensa de la vida naciente o moribunda y, a la inversa, quienes sólo defienden a los pobres y emigrantes

Víctor Manuel Fernández, prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe.
Las claves del documento vaticano 'Dignitas infinita': rechazo al aborto, eutanasia, vientres de alquiler y a la violencia contra inmigrantes.
  1. Superar dicotomía aborto versus inmigrantes 
  2. Dignidad humana, más allá de la dignidad personal 
  3. Contra Ideología de género
  4. Aborto y maternidad subrogada
  5. Pobreza y comercio de órganos 
  6. Contra la poligamia 
Víctor Manuel Fernández, prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe.
Víctor Manuel Fernández, prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe.

El Dicasterio para la Doctrina de la Fe, que preside el cardenal Victor Manuel Fernández ha hecho público el documento  'Dignitas infinita', que recoge 65 puntos sobre la dignidad humana, un documento muy esperado para todo el orbe católico que se espera tenga su eco en la sociedad civil. 

El documento, firmado el 2 de abril de 2024, 19° aniversario de la muerte de san Juan Pablo II, ha tardado cinco años en completarse e incluye el magisterio papal de la última década. 

Superar dicotomía aborto versus inmigrantes 

Como explica Andrea Tornielli, Director Editorial del Dicasterio para la Comunicación del Vaticano, "el nuevo texto contribuye a superar la dicotomía que existe entre quienes se centran exclusivamente en la defensa de la vida naciente o moribunda olvidando tantos otros atentados contra la dignidad humana y, a la inversa, quienes se centran sólo en la defensa de los pobres y los emigrantes olvidando que la vida debe ser defendida desde la concepción hasta su fin natural.

"Esta dignidad de todos los seres humanos puede, de hecho, entenderse como “infinita” (dignitas infinita), como afirmó San Juan Pablo II en un encuentro con personas que sufrían ciertas limitaciones o discapacidades,[1] para mostrar cómo la dignidad de todos los seres humanos va más allá de todas las apariencias externas o características de la vida concreta de las personas", recoge el documento. 

Así, en la lista «no exhaustiva» que se ofrece, entre las violaciones de la dignidad humana, junto al aborto, la eutanasia y la maternidad subrogada, aparecen la guerra, el drama de la pobreza y de los emigrantes, y la trata de seres humanos, torturas, o las condiciones laborales degradantes, que reducen al operario al rango de mero instrumento de lucro, sin respeto a la libertad y a la responsabilidad de la persona humana». También se cita la pena de muerte, que «viola la dignidad inalienable de toda persona humana más allá de toda circunstancia» (34).

Dignidad humana, más allá de la dignidad personal 

El documento subraya el malentendido que representa la postura de quienes prefieren «dignidad personal» a la expresión «dignidad humana», «porque entienden por persona sólo "un ser capaz de razonar"». En consecuencia, afirman, «el niño no nacido no tendría dignidad personal, ni el anciano incapacitado, ni los discapacitados mentales. La Iglesia, por el contrario, insiste en que la dignidad de toda persona humana, precisamente por ser intrínseca, permanece más allá de toda circunstancia». 

Contra Ideología de género

El texto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe critica la teoría de género, «extremadamente peligrosa porque borra las diferencias en su pretensión de igualar a todos» (56) y «pretende negar la mayor diferencia posible entre los seres vivos: la diferencia sexual» (58).

Por lo tanto, «debe rechazarse todo intento de ocultar la referencia a la evidente diferencia sexual entre hombres y mujeres» (59). También es negativo el juicio sobre el cambio de sexo, que «por regla general, corra el riesgo de atentar contra la dignidad única que la persona ha recibido desde el momento de la concepción», aunque «Esto no significa que se excluya la posibilidad que una persona afectada por anomalías genitales, que ya son evidentes al nacer o que se desarrollan posteriormente, pueda optar por recibir asistencia médica con el objetivo de resolver esas anomalías» (60).

Huelga decir que el documento aboga por el respeto a las personas homosexuales e indice en evitar «toda forma de discriminación injusta y, sobre todo, toda forma de agresión y violencia» denunciando «como contrario a la dignidad humana» el hecho de que en algunos lugares se encarcele, torture e incluso prive del bien de la vida a personas «únicamente por su orientación sexual» (55). 

 

Aborto y maternidad subrogada

"Clara en su condena del aborto", asevera Tornielli: «entre todos los delitos que el hombre puede cometer contra la vida, el aborto procurado presenta características que lo hacen particularmente grave e ignominioso» y se recuerda que la «defensa de la vida naciente está íntimamente ligada a la defensa de cualquier derecho humano» (47).

También es contundente el rechazo a la maternidad subrogada, «mediante la cual el niño, inmensamente digno, se convierte en un mero objeto», una práctica «que ofende gravemente la dignidad de la mujer y del niño... fundada en la explotación de una situación de necesidad material de la madre. Un hijo es siempre un don y nunca el objeto de un contrato» (48).

La lista menciona a continuación la eutanasia y el suicidio asistido, definidos confusamente por algunas leyes como "muerte digna", recordando que «el sufrimiento no hace perder al enfermo esa dignidad que le es intrínseca e inalienable» (51). A continuación habla de la importancia de los cuidados paliativos y de evitar "cualquier obstinación terapéutica o intervención desproporcionada”, reafirmando que «la vida es un derecho, no la muerte, que debe ser acogida, no administrada» (52). Entre las graves violaciones de la dignidad humana figura también el «descarte» de las personas con capacidades diferentes (53).

Pobreza y comercio de órganos 

El documento denuncia primero de la pobreza, la guerra «otra tragedia que niega la dignidad humana» y «siempre es una 'derrota de la humanidad'» (38),y la trata de seres humanos para posteriormente, desarrollar la teoría de género, aborto y eutanasia.

Continúa con los «el trabajo de los emigrantes», cuyas «vida es puesta en riesgo porque no tienen los medios para crear una familia, para trabajar o para alimentarse» (40). A continuación, el documento se detiene en la «trata de seres humanos», que adquiere «dimensiones trágicas» y se define como «una actividad innoble, una vergüenza para nuestras sociedades que se consideran civilizadas», invitando a «explotadores y clientes» a hacer un serio examen de conciencia (41).

Asimismo, llama a luchar contra fenómenos como «comercio de órganos y tejidos humanos, explotación sexual de niños y niñas, trabajo esclavo, incluyendo la prostitución, tráfico de drogas y de armas, terrorismo y crimen internacional organizado» (42).

Contra la poligamia 

Menciona también los «abusos sexuales», que dejan «profundas cicatrices en el corazón de quienes los padecen»: son «sufrimientos que pueden llegar a durar toda la vida y a los que ningún arrepentimiento puede poner remedio» (43). Continúa con la discriminación de las mujeres y la violencia contra ellas, citando entre estas últimas «la coacción al aborto, que afecta tanto a la madre como al hijo, tan a menudo para satisfacer el egoísmo de los varones» y «la práctica de la poligamia» (45). Se condena el «feminicidio» (46).

La lista se completa con la «violencia digital», citando «Nuevas formas de violencia se difunden mediante los social media, por ejemplo el ciberacoso» y la «difusión de la pornografía y de explotación de las personas para fines sexuales o mediante el juego de azar» en la web (61). La declaración concluye instando a «el respeto de la dignidad de la persona humana, más allá de toda circunstancia, se sitúe en el centro del compromiso por el bien común y de todo ordenamiento jurídico» (64).

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